ottoSOUTH KINGSTOWN, Rhode Island, EE.UU.— Un profesor de la Universidad de Rhode Island desarrolló un sensor que detecta el tipo de explosivos utilizado en los ataques dinamiteros de París, a fin de prevenir ataques similares. El profesor Otto Gregory comparó su sensor al olfato de un perro, el mejor detector de explosivos.

Dijo que el dispositivo «olfatea» el aire para detectar los vapores emitidos por los explosivos. En su laboratorio, Gregory evalúa el grado en que su sensor detecta triperóxido de triacetona (TAPT). Los atacantes de París colocaron TATP en sus chalecos y utilizaron fusiles y mataron a 130 personas el 13 de noviembre.

También se usó TATP en los ataques en Londres en 2005 que mataron a 52 pasajeros del transporte público y Richard Reid trató de usarlo para detonar una bomba en un zapato durante un vuelo transatlántico en 2001.

El TATP es relativamente fácil de fabricar y los materiales están disponibles en farmacias y ferreterías, dicen los expertos. Aun pequeñas cantidades pueden producir explosiones intensas. El Departamento de Seguridad Nacional empezó a financiar la investigación de Gregory por medio de un centro de investigación de explosivos en 2008.

El sensor está diseñado para vigilar constantemente un área, en contraste con la revisión puntual de equipaje en el aeropuerto para detectar explosivos y no necesita entrenamiento ni descanso, como los perros del cuerpo de explosivos.

«Puede imaginar el hocico electrónico de un perro que funcione las 24 horas al día los 7 días de la semana», comparó Gregory, profesor de ingeniería química.

Seguridad Nacional creó un centro de excelencia para que expertos de explosivos colaboren entre sí y mejoren la respuesta nacional a las amenazas, llamado ALERT, siglas en inglés para el Centro de Detección y Localización de Amenazas Relativas a Explosivos.

La obra de Gregory está bien avanzada y un socio comercial probablemente querrá invertir, dijo Michael Silevitch, director del centro.

«No se puede tener un perro en todos lados», agregó. «Mientras más podamos vigilar blancos vulnerables, mejor estaremos».

Por JENNIFER McDERMOTT