Por Ángel Vargas*

angel vargas opinionEn este mes que casi finaliza, los medios de comunicación han publicado más de 15 personas muertas por violencia de género, celos depresión por causas sentimentales. Las muertes ocurren en todos los estratos sociales y sin importar edades ni profesiones u oficios.

Es tan preocupante que el director de la Policía Nacional hace un llamado a los miembros de la institución que eviten el uso de las armas que tienen en su calidad de agentes del orden público para quitarle la vida a sus parejas, como ocurrió recientemente.

Siempre he dicho que no basta con decir en los noticiarios basta ya, que no basta con hacer marchas para que se detengan los feminicidios/homicidios; que el problema es mucho más profundo y que se debe crear una mesa donde participen psicólogos, sociólogos, miembros de las iglesias, organizaciones feministas y las instituciones del Estado con la finalidad de establecer políticas que reduzcan dichos hechos.

La ira es una emoción negativa que la mayoría de los hombres no la expresan de manera inmediata y cuando se trata de una relación que ha terminado por agresiones entre pareja lo más convenientes de parte de las autoridades es enviar al agresor a recibir terapias psicológicas con la finalidad de que este baje el grado agresivo que presenta.  Así lo establece la ley 24-97, y así debe ser.  Pues el solo hecho de meter preso al agresor no basta para detener la violencia.  Esa es una conducta aprendida y como tal debe ser tratada por los profesionales de la conducta (psicólogos clínicos).  Pero también la victima debe ser tratada psicológicamente con la finalidad de evitar que las consecuencias la lleven a posibles suicidios por la baja autoestima que produce la agresión.

Por otro lado, los suicidios que están cometiendo adolescentes, jóvenes y adultos por cuestiones de celos, también es preocupantes y las autoridades deben brindar apoyo psicológicos a esas personas para tratar la depresión como causa fundamental de esas muertes.

No es posible que los suicidas envíen señales de que cometerán el hecho y nadie les haga caso, como ocurre cuando se entrevista a los familiares.  Cuidar la salud mental es un deber del Estado.

Por lo regular los signos que emiten los suicidas son: estado anímico muy pobre, cartas e imágenes de muerte en las redes sociales, soledad, pérdida de apetito, insomnio, poca vitalidad, entre otros.  Estos signos son identificables por los familiares del potencial suicida y le dan muy poca importancia.  Por lo que dichos signos deben ser publicitados con la finalidad de ser un botón de alerta en los familiares de los potenciales suicidas. 

*Psicólogo clínico