Por Aurelio Henríquez Mendoza*

A la 5:00 de la tarde del pasado 3 de abril, recibo la información de mi hermana, que vive en Moca, de que es imposible enviarnos el tratamiento médico de nuestra madre, porque no hay transporte y el Gobierno prohibió la entrada y salida a los pueblos y que de esos medicamentos depende la vida de mami.

Mi madre, Alida Mendoza, de 78 años y con un progresivo deterioro de su estado de salud, fruto de dos ACV que le cambió su vida de la noche a la mañana, la de sus 9 hijos, 12 hermanos y una feligresía religiosa (católica) a la que dedicó su vida en varias comunidades de Moca.

Estos medicamentos son vendidos con autorizaciones oficiales y profesionales de la salud y al traerla a vivir en Santo Domingo, meses después de fallecer su esposo, decidimos que los chequeos médicos continúen en Moca por razones entendibles.

Esta mala información, nos puso en una posición muy difícil, VIOLAR UNA DECISION DEL GOBIERNO PARA CONTROLAR EL CORONAVIRUS O IR A BUSCAR LOS MEDICAMENTOS DE MAMI, …..consulté amigos para buscar la forma de traer los medicamentos, sin saber a quién acudir, ¬policía, guardia, Ministerio de Salud, Montalvo,…al final me dormí con mi determinación de que Mami tendrá su medicamentos, aunque tuviera que irme en mi vehículo, un vehículo oficial o hasta motoconcho.

A la 7:00 de la mañana, emprendo mi salida a los principales centros de ventas medicinas, a ver si logro conseguirla como primera opción, misión imposible, porque además de que no aparecen, su venta es autorizado y receta en mano; mi segunda opción, acudir a la Policía Nacional en busca de una autorización y me dicen que no es tarea de PN, sino autoridad superior y si deseaba llamara a un amigo general que tenemos en la institución a ver si me daba alguna solución

Sin perder tiempo, decidí ir a Moca, el Peaje estaba solitario, pago peaje, los guardias y policías requisaban vehículos, a mí no me pararon, mientras los que entraban a Santo Domingo eran revisado también, sigo con la preocupación que me podrían parar en Villa Altagracia, en Bonao, La Vega y a la entrada a Moca, como informó el ministro de Defensa, nada ocurrió como pensé, solo me pararon cerca Km 5, donde estaban el retén militar, y me preguntan muy decente el oficial ¿Eres de Moca?, al contestarle afirmativo, me invitó a seguir recomendándome me cuide y nunca quitarme los guantes ni la mascarilla.

La sorpresa de mi hermana y mi familia, es verme al filo de las 11:00 de la mañana en mi campo, recogí el encargo, las acostumbradas encomiendas familiares, traer los guineos, tayota, batata, vegetales, huevos, carnes y hasta chicharrones, entre otros tradicionales productos agrícolas que traemos cada vez que vamos a Moca.

A la 1:00 de tarde, partimos a Santo Domingo, esta vez con la sospecha de que no entraría, como me habían informado algunos periodistas amigos, porque en el Peaje no había paso a nadie.

A la 2:30 llegó al Km. 28, empieza el tapón en el primer semáforo, decenas de camiones regresando luego de dejar sus cargas, tanqueros de combustibles, vehículos oficiales, escasos transporte público, muy poco privado y con escasos ocupantes, en su mayoría al igual que yo, con la preocupación de que en el retén militar tendríamos que dejar nuestros vehículos, pero no fue así, los guardias dirigían o controlaban el tránsito hasta pasar el Peaje, mientras que en dirección Santo Domingo-Cibao, esta vez en la entrada de la Primera Brigada del Ejército si estaban parando y devolviendo los vehículos, con un trato afable, convencidos de la necesidad de parar el Coronavirus.

A la 4:00 de la tarde llego a la casa con los medicamentos y alguito más… y también llegué a la conclusión de que los ciudadanos, incluidos las autoridades (médicas, gubernamentales y militares), están llevando el mensaje de la necesidad de evitar contagio y solidarizarse con los que menos pueden y vuelvo a quedarme en casa, trabajando, informando y preparándome para juntos a los que nos quedamos, tener un país cada vez mejor.

*Periodista