Por Francisco Luciano
Desde el inicio, advertimos que el Gobierno manipula la situación del Covid-19 para sacar ventajas políticas electorales, aunque para ello se ponga en riesgo la salud del pueblo dominicano, se descalabre la economía, se genere una situación política de conflicto y hasta se pueda empujar el país a una explosión social de imprevisibles consecuencias.
El juego con la variación en el número de pruebas aplicadas ha permitido al Gobierno llevar a la población la sensación de que vamos bien o mal, en función de los intereses de su currículo oculto. Cuando se quiere crear la percepción de vamos bien, se aplica un número reducido de pruebas, pero si por el contrario se quiere que la gente entre en pánico se aumenta el número de pruebas aplicadas. Por ejemplo, si solo se aplican cien pruebas de covid-19 en un día, ¿Cuál será el número máximo de casos positivos para ese día?. Nunca pasará de cien casos positivos. Pero si al día siguiente se aplican dos mil quinientas pruebas, esta clarito que aumentará el número de casos positivos.
Al cometer la perversidad de jugar con el número de pruebas para generar percepción a conveniencia, desde el Gobierno se busca el efecto conveniente a los fines políticos electorales del partido gobernante, aún a sabiendas de que se aumenta las angustias de la población. Cada vez que se ha solicitado ampliar el Estado de Excepción las autoridades aplican un número mayor de pruebas en los días previos provocando titulares que asustan a la población.
Jugar con la salud y la vida de la gente en aras de imponer un propósito político, es algo que duele y gravita en la conciencia de quienes entendemos la madeja que se desenreda y que poco a poco comienza a ver el pueblo dominicano. Hoy no pocos entendemos la trama que usa el virus como falso cuco, al jugar con las pruebas y con el número de fallecidos, para asustar y se angustia, cuando lo cierto es que desafortunadamente solo existen dos vías para reducir el número de personas con el virus, una vez lo han contraído, curándose o falleciendo.
De igual manera se usa el toque de queda, para abrirle cancha a los candidatos oficialistas y al mismo tiempo impiden la movilidad a los opositores, demostrando que los del partido gobernante son capaces de beberse la sopa de un tísico, y luego expresar su “nobleza” regalándole una caja de muerto a los familiares para que lo sepulten y así aparecer como benefactores desprendidos.
Las autoridades, además de manejar políticamente la situación del covid-19, se han aprovechado del Estado de Excepción para dar paso al desenfreno de las compras al vapor, donde lo importante es facturar, aunque no sea para satisfacer las necesidades de la población. Hay que anotar que cada vez que les explota un escándalo como en INAIPI, Edesur, el Servicio Nacional de Salud, en las Fuerzas Armadas y otras dependencias, automáticamente aparecen en los titulares el alto número de casos positivos y de muertos, a causa de la pandemia.
En este proceso de degradación de la actividad política, donde la insensibilidad se nos quiere presentar como sensibilidad y la caridad como acción solidaria, donde a muchos no se les aprieta el pecho para repetir como papagayos que “el bueno es el que da”, aunque lo dao sea mal habido.
Donde quienes usando la palabra reniegan de ella, para falsamente justificar que “saber pensar no es necesario para dirigir una nación”, asegurando con delirante catarsis que “es más capaz el que tiene dinero acumulado, que aquel que ha cultivado el conocimiento” porque saber es cosa del pasado.
La campaña electoral al igual que el gobierno está llegando a su fin, y gracias a la inteligencia del pueblo dominicano, el invento de última hora, pese a dilapidar todo el dinero posible, no pasará.
El autor es docente universitario y dirigente político.