Por Orlando Ramos

SANTO DOMINGO, R.D. – Hoy cayó lluvias en gran parte de la ciudad, asimismo sucedió hace cinco años cuando Luís Delfín González (Quique) aspiró su último aliento y falleció.

La lluvia bajó a las 2:00 de la tarde, vaya coincidencia, pues a esa misma hora, su humanidad dejó de funcionar provocando dolor y tristeza entre sus familiares y sus amigos más cercanos.

Pero será el miércoles 16 de diciembre cuando se cumplan los cinco años de su muerte, sin embargo, hoy domingo 13 de diciembre, Elizabeth, una de sus hijas se adelanta a llevarle flores a su lecho eterno ubicado en el Cementerio Nacional de la avenida Máximo Gómez, como cada año.

Esta ocasión fue muy especial, ella fue sola y en el ritual de su visita a la tumba de su padre sentimientos tiernos afloró a la segunda de sus hijas. Fue un momento espacial, tierno y cargado de fuertes emociones. Fue único.

Elizabeth al llegar al “campo santo” compró flores de girasol con tallos largo y un velón. Encontró el nicho de la familia Delfín González limpio, no fue necesario asearlo y posteriormente por varios se minutos se quedó mirando la lápida de su padre, un mundo de recuerdo le llegó a su mente.

Su mirada que era molestada por gotas de sudor que de su rostro caían, se llenó de emoción, aun cuando en su rostro tenía una mascarilla para evitar el contagio del coronavirus cubría la mitad de su cara, el lenguaje corporal de sus ojos hablaba solo.

Luis Delfín comparte sus restos con sus padres José Ramón Delfín (Pepe), Juana González (Juanita) y su hermana Oliva. En el nicho se leen los nombres de sus tíos Diógenes y Chala, que, aunque no están enterrados ahí fueron escritos sus nombres para que quienes visiten la bóveda familiar los recuerden.

La muerte de Quique, como le decían en su barrio y familiares, dejó un profundo vacío en sus hijas, Engels, Elizabeth y Ángela (Beba) y hermanos, quienes guardan recuerdos inolvidables.

Su barriada por igual, ya que cuando creó y desarrolló la Junta de Vecinos Cristo Te Ama dejó un legado, pues sus iniciativas fueron aportes positivos que aún se mantienen.

Tan buena fue su labor patrimonial que en los medios de comunicación fue considerado como “un verdadero héroe comunitario”.

A cinco años de su partida se recuerda que el día de su partida, sus familiares se consolaron al saber que en el cielo está ese ángel conocido por todos. Un ángel que seguirá cumpliendo el trabajo que hacía aquí en la tierra, pero ahora desde el cielo.

Quique es el protector de sus hijas que siempre estará a sus lados.

Al cumplirse cinco años más de su partida el cielo se inunda de ásperas nubes, como presagio.

Su muerte fue fruto de una ardua lucha que libró contra un cáncer de próstata y coincidió con el asesinato del síndico de Santo Domingo Este, Juan de los Santos, ese día la populosa barriada de Los Mina y Santo Domingo Este perdieron dos grandes hombres.