Por Juan Manuel García

SANTO DOMINGO, RD.– La reelección es un propósito para los engreídos del Poder. Cuando están en la oposición, suelen rechazar la idea del antirreeleccionismo, pero sólo como idea. Tan pronto se trepan en el Poder, ese manjar que prefieren no llamarlo manjar, entonces, son creyentes de la reelección como si se tratara de una religión imprescindible.

Así lo dejó establecido el doctor José Francisco Peña Gómez, al tratar el tema de la anti reelección, como si se tratara de una ideología.

Ya en el Poder, a lo más que llegan, por considerarlo inteligente, es a obviar el tema. Y tal vez, a aplazar su discusión, pero sin cerrar la puerta. Es una manera de quedar al descubierto. En el caso de Luis Abinader no cabría aplazamiento alguno, a la hora de hablar sobre algo que se suponía definido largos años atrás. Por doctrina, o cuando menos, por respeto a la memoria, de sus postulados, del único líder que dicen seguir en seguir en esa parcela: el doctor José Francisco Peña Gómez.

Al momento de rechazar la reelección como un fantasma trágico para los dominicanos, y en cualquier otro lugar, Peña Gómez era intransigente, porque su inteligencia política se lo mandaba acorde con la textura de su liderazgo incuestionable.

¿Cómo creerles a quienes consignan en sus estatutos orgánicos partidarios el principio de la anti reelección, si a la primera oportunidad, ya en el Poder, convierten ese pedazo de papel partidario en algo indeseable? ¿Si trituran los postulados heredados del pensamiento de Peña Gómez? ¿O, es que Peña Gómez, para el PRM y toda su membresía, no es más que un muerto a recordar ante su tumba, en esporádicas ocasiones?

Peña y la reelección

En el PRM todos debieran de saber que el doctor Peña Gómez, de quien se dicen herederos, plasmó su pensamiento anti reelección en la tesis con la que obtuvo el doctor en Derecho, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Postura que hizo sistemática durante toda su vida de liderazgo en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). La reelección debía ser prohibida en la Constitución de la República, cosa que logró en distintas oportunidades. Pero Joaquín Balaguer, personificación del cinismo político nacional, derogó ese postulado constitucional cuantas veces le vino en ganas. No atendía pedido ni rogatoria, y cuando asumía el compromiso del anti reeleccionismo, lo violaba impelido por sus ansias de Poder, una y otra vez.

En mayo del 1980, Peña Gómez, estando el PRD en el Poder en la figura del probado demócrata Antonio Guzmán, insistió una y otra vez en que su partido cumpliera consagrando constitucionalmente la anti reelección.

La esencia de su anti reeleccionismo, Peña Gómez la destiló en un discurso del 9 de mayo de 1980. Consideró extraño, aquella vez, que “en un Gobierno del PRD se esté ventilando este debate, conocida como es desde hace cuarenta años la trayectoria programática antirreeleccionista de nuestra organización”.

Recordaba que el PRD fue concebido para luchar contra la tiranía de Rafael Trujillo. Y advertía, aquella vez y siempre, que era una falta, apartar la atención de los problemas económicos y sociales acuciantes de este país, para plantear una cuestión estrictamente política”. Entonces, antes como ahora, no era cuestión de aplazar la discusión, sino que, por principio y ética, la reelección en el PRM, debe ser anatemizada, como debe de serlo también, todo aquel que ose levantarla como inoportuna bandera.

Algo que siempre dejó claro Peña Gómez fue su consideración de que es lección de la historia dominicana, que los partidos de gobierno se conserven fuertes y que mantengan intransigentemente la pluralidad de su liderato y una relativa independencia, porque su dominio por una personalidad de gobierno entraña siempre el peligro de la dictadura.

En la actualidad, lo menos que puede exhibir el PRM es fortaleza y unidad. Está descabezado de dirección, ya que la cúpula directiva está empeñada en los principales puestos del oficialismo.

Abinader ambiguo

No es la primera vez que Abinader se muestra ambiguo al aludir al tema de la reelección dejándolo pender de la interpretación de los auditorios.

En una presentación ante periodistas del Grupo de Medios de Corripio, en noviembre del 2020, cuando apenas cumplía los cien días de Gobierno, se permitió dejar en suspenso la cuestión. “No me había pasado por la mente, hasta ahora. Estoy concentrado en los problemas que tenemos que resolver”. Dijo que no hablaría del tema como lo habrían hecho otros al llegar a la presidencia, quienes de manera hipócrita dicen que no están pensando en eso, sabiendo que la Constitución vigente permite la reelección.

Añadió que entre sus objetivos está el de convocar a una reforma constitucional. Y lo dejó, ahí.

Tal posición no fue coherente, en modo alguno, con la militancia que meses antes había sostenido para rechazar que se modificara la Constitución para consignar una tercera oportunidad electiva, para el presidente Danilo Medina.

Ayer, no más, Abinader tronó con la misma posición en un programa de radio y televisión. Enfáticamente intentó dejar establecido que en el PRM no hay una discusión sobre ese tema, en una reciente reunión de la cúpula de ese partido, ni antes.

Aquí reveló que estaba enviando una carta al presidente del partido, Paliza, para que ese tema no se toque en ninguna de las reuniones del grupo. Estimó una irresponsabilidad ante el país, con apenas ocho meses en el Gobierno, con el país en crisis y azotado por una pandemia, hablar de su eventual repostulación en los comicios venideros, en 2024. Dijo que hacerlo es ilógico e insensato.

En la carta que Abinader remitió a Paliza, no es que plantee que no se hablará de ese tema, sino que lo entiende “extemporáneo”, ya que “por el momento”, no es asunto prioritario para el pueblo dominicano.

José Paliza, presidente del PRM, ministro Administrativo del Gobierno de Abinader y ese partido, dijo la respuesta rápida a los periodistas que lo cuestionaron sobre el tema de la eventual reelección del presidente que “éste está concentrado en la solución de los problemas a su cargo. Eso no está en discusión”.

Parecía que el asunto había sido concertado entre Paliza y Abinader. El presidente diría a las pocas horas, de manera secuencial, que efectivamente ese tema no estaba en discusión, porque sólo piensa en los problemas del país que tiene por delante. Pero, advirtió que, en un plazo de dos años, podría ser la oportunidad para un debate.

La inquietud de la prensa se sostiene porque el extemporáneo y raro clamor nace de las entrañas del PRM. Son los ministros de Abinader, como el de Educación Superior, Franklin García Fermín, y sus legisladores, como la diputada de Puerto Plata, Ginette Bournigal, quien se negó a firmar un documento contrario a la reelección promovido por legisladores de su partido, considerándolo una falta de respeto.

Algunas firmas a las que se considera escribir por encargo, ya plantearon que Abinader debiera de hacer como el nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, quien dijo que eventualmente se lanzaría a la reelección. La Constitución a la que se debe Biden permite una reelección, y nunca más.

Un antirreeleccionista no aplaza una definición sobre esa postura. No lo aplaza un minuto, ni un día, ni un mes, ni un año. Mucho menos lo aplazaría por dos años.

El presidente Abinader no quiere hablar de reelección hasta dentro de dos años. Pero es que la presencia política de Abinader que lo condujo a dirigir la República Dominicana se origina en el antirreeleccionismo. Ningún votante por la candidatura de Abinader pensó, jamás, que ese concepto sería un día, como lo está siendo, puro relativismo.

Ambigüedad como herencia

Hay un relativismo moral, un relativismo que llaman epistémico, un relativismo atlético, más propiamente relativismo cultural. Los relativistas, son regularmente, escépticos. Éstos son lo que llamaríamos filósofos de lo que sea, en el momento que sea. Para los relativistas nada es objetivo, sino que la vida es una sucesión de hechos acorde con el momento y las circunstancias de quien los observa.

Y no es cuestión de anda filosofando sobre sofismas. Hablando en términos de la calle, el relativista es un oportunista, según lo que éste pretenda para sus fines encubiertos o no.

Los relativistas suelen endiosar lo falso, lo irreverente. Venden sus verdades como sofismas. En la vida, afirman, todo es relativo, las ideas, las verdades, las creencias, la ética.

En la actualidad, cualquier relativismo es convertido en verdad hasta la saciedad en virtud de las redes sociales. En los medios de comunicación social en las que se lanzan promociones mercadológicas increíbles en torno al estilo de gobierno actual, en República Dominicana.

Cuando se tiene el Poder y se manejan fondos, hasta para pagar que se teclee en las redes, y se hace con recursos oficiales ¿quién podría dudar de que se trata de algo relacionado con el montaje de una plataforma promocional de una figura en particular, más que de objetivos de Gobierno?