Por Alberto Quezada

Las cosas que se vienen destapando en la República Dominicana a propósito del estremecedor caso “Operación Coral” es una muestra palpable del alto nivel de corrupción pública que permea la sociedad dominicana.

Lo declarado por la honorable magistrada Mirian Germán, jefa del Ministerio Público, de que en su despacho reposan más de 500 expedientes acusatorios de corrupción en investigación de la pasada y presente administración, es algo de brinco y espanto.

Y si sumamos a esto, lo confesado recientemente en los tribunales de la República por el Mayor Manuel Alejandro Girón Jiménez, no hay dudas, de que estamos asistiendo a un nuevo reino de corrupción e impunidad asqueante en el siglo XXI.

Definitivamente, por las variedades de los casos, los actores que involucra y los escenarios que toca, esto es digno para escribir una novela o relato superior a “Cien Años de Soledad” del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez.

Argumentos hay de sobra. En esta media isla ha quedado evidenciado que la mayoría de las instituciones que conforman la administración pública han sido secuestrada por mafias y carteles dirigidas por políticos y empresarios de todos los partidos.

Y hay que tener bien claro que toda esta corruptela que ha venido ahogando a la República Dominicana no es de ahora, esto viene desde el mismo inicio de la etapa democrática en 1966.

Desde entonces es innegable la existencia histórica de complicidades maliciosas y aberrantes, pactos de silencios irritantes y nocivos al interés nacional, los cuales han hecho y siguen haciendo un daño terrible al tejido social nuestro.

Ahora bien, para entender este fenómeno de la corrupción del país hay que tener en cuenta que no debe verse como un problema coyuntural, sino, que debe entenderse como una problemática estructurar que solo es posible transformarla si somos capaces de desmontar el actual sistema en que vivimos. Pero ya ese será otro tema para mi próximo artículo.

El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo.quezada.alberto218@gmail.com