Por Elvi Paredes

Con la confianza por el suelo, de parte de una población que ha sido decepcionada, por autoridades que, en los últimos tiempos, han anunciado planes para reformar la Policía Nacional, que, al cabo de pocos meses, quedan en el olvido, ahora, se hace un nuevo intento, de retomar la iniciativa.

Con una Comisión, que, desde ya, ha sido cuestionada por sectores que la han calificado de extensa, e integrada por personas que nada tienen que ver con el tema, al tiempo de afirmar, que otras, le podrían hacer más daño que bien, a la solución de un problema tan multifacético, como lo es, la tan cacareada reforma policial.

Hasta el momento, los intentos de reforma, e incluso, la más reciente realizada, marcada con el número 590, del 2016, la cual fue mutilada por la intromisión de intereses adversos a la propia reforma, como es el caso que le quitaba a la policía, la capacidad de investigación, que estaría a cargo del Ministerio Público, como debe ser.

La Policía Nacional, debe ser un órgano esencialmente civil, NO militar. La Policía Nacional, debe ser un órgano, esencialmente preventivo.

Pero, a la Policía Nacional, hay que auditarla, y comenzar auditando su oficialidad, sus bienes, ya que es imposible que, con los bajos salarios de un teniente, mayor, capitán, coronel o general, se ostenten vehículos de lujo, residencias, fincas o empresas valoradas en decena de millones de pesos.

Hay que desmontar los especialismos, ya que han servido y sirven para la corrupción, siendo otorgado muchas veces, a personas que NO califican, y sirviendo de sanción o chantaje para otras que sí deben tenerlo.

Sería mejor, que ese incentivo por especialísmo, sirva para establecer un salario decente a todos los miembros de la Policía Nacional.

Pero, ojalá que esa Comisión, se atreva a investigar y auditar, las áreas de compra de la Policía Nacional, y realice un arqueo de sus fondos, así como la asignación de combustibles, para que comandancias policiales de pueblos no sigan recibiendo cinco (5) galones de gasolina al día.

Estoy seguro, que, si la anunciada Comisión se anima a investigar y auditar las cuentas de la Policía, o sea, la ejecución de su presupuesto, así como el origen de los bienes y la fortuna de todos los oficiales policiales, caerán muchos santos de sus altares.

La Policía Nacional necesita una revolución interna, que la transforme, NO una reforma que la deje en el mismo lugar donde se ha acomodado, desde su creación.

Es crear una Nueva Policía Nacional, con otros perfiles, con otros requisitos, con otros beneficios, y mandar a sus casas, o a la justicia, a aquellos que encuentren indicios de cogerse lo que no es suyo.

Que, de las cenizas, -como el ave fénix-, se levante una Nueva Policía Nacional, con salarios decentes, con seguridad social para sus familias, con viviendas dignas, pero transformada en una institución que inspire confianza en la sociedad.

Con policías que no tengan que vivir a orilla de ríos, arroyos o cañadas, o debajo de un puente.

Con policías que NO tengan que pagar para ser incluidos en los listados de los ascensos, o para que sean trasladados a otra área, o le beneficien con un incentivo por especialismo, que, a pesar de todo les corresponde.

Con jóvenes policiales, que no estén comprometidos con el crimen ni la delincuencia organizada.

Con jóvenes de altos valores humanos, solidarios, comunitarios, patriotas, interesados, sólo en servir a la nación dominicana, con alto nivel de compromiso en promover una cultura de paz.

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