Por Alberto Quezada
Si en este pedazo de isla no se detiene el proceso de incumplimiento e irrespeto a las leyes y normas sociales establecidas en poco tiempo estaremos asistiendo a lo que algunos científicos y profesionales de conducta humana han definido como anomia social.
La sociedad dominicana ha entrado en un proceso tal de tolerancia a las violaciones e incumplimientos de las leyes y normas sociales que parecería que lo incorrecto e improcedente en términos legales y sociales hoy se vea y acepte como lo correcto y procedente. Insólito…
Uno de los principales impulsores de este concepto como lo es el sociólogo estadounidense, Robert K. Merton, explica en una tesis sobre la anomia social que la misma es sinónimo de incumplimiento de las leyes y control en una sociedad y advierte a su vez que esto trae como resultado una gran insatisfacción social por la ausencia de límites en cuanto a lo que se puede desear.
En tanto que, el también sociólogo y especialista francés, Emile Durkheim, define la anomia social como un estado que surge cuando las reglas sociales se han degradado y ya no son respetadas por los integrantes de una comunidad.
Hay que admitir entonces, con dolor, que este fenómeno psicosocial cada día toma más terreno en la República Dominicana en ámbitos tan importantes como la familia, los medios de comunicación, los partidos políticos, los gremios profesionales, instituciones públicas y privadas, iglesias, entre otras.
Aquí todo el mundo quiere y está haciendo lo que le viene en ganas en nombre de la democracia y todo pasa como quien ve llover, como si no importara que este país se hunda en el caos, el desorden y desastre.
Por ejemplo, cómo es posible que los gremios de transporte paralicen este servicio ocupando las calles y ninguna autoridad ni nadie dice esta boca es mía. Como aceptar que cualquier hijo de vecina, empresa privada, entidad pública o municipal, instale de manera permanente en lugares inadecuados y zonas residenciales espectáculos de diversión con sistemas de música ensordecedores que sobrepasan los decibeles permitido por ley y todo bien..
Otro caso ilustrativo de la anomia social que estamos viviendo es el referente al manejo antojadizo y violatorio que se le viene dando a la ley de hidrocarburos 112-00 que de manera inexplicable se viola con una frecuencia pasmosa en desmedro de los consumidores y todo bien gracias. Así no puede ser, por el amor de Dios…
Y finalmente, el incumplimiento a la Ley laboral en su artículo 135 que ordena el 80/20 para regular la mano de obra extranjera en los puestos de trabajo en sus diferentes facetas, las tarifas de los colegios privados, el descontrol en los precios de los productos de los artículos de la canasta familiar, en fin, no terminamos.
¿Cuándo es que vamos a detener está proceso de anomia social que nos corroe, para dónde es que vamos?..
El autor es Periodista y Magíster en Derecho y Relaciones Internacionales. Residente en Santo Domingo/quezada.alberto218@gmail.com