Por Manuel Hernández Villeta/A Pleno Sol

La censura es unas de las manifestaciones más odiosas e inaceptable de la sub-cultura política. Cuando se quiere imponer la ley de la mordaza, se corre el riesgo de fomentar acciones de fuerza y el desconocimiento de los derechos humanos.

No es negociable la existencia de la libertad de expresión, el libre flujo de las ideas. A la República Dominicana le ha costado ríos de sangre y tumbas sin cementerios, la defensa vertical del respeto a los derechos humanos, ahora no se puede dar un paso de regresión.

Los partidistas que aúpan un proyecto de ley, ya aprobado por el Senado y ahora en la Cámara de Diputados, plantean obstáculos a la libertad de prensa, a la libre expresión de las ideas, y a la alternativa democrática de informar y ser informado.

No cabe en la sociedad dominicana del siglo 21 un proyecto de ley orgánica que regula el ejercicio del derecho a la intimidad, el honor, el buen nombre y la propia imagen. A todas luces es un nuevo intento de cercenar una de las atribuciones básicas y fundamentales del ser humano, que es tener el libre albedrío de sus ideas.

Hace unos años la Suprema Corte de Justicia sentó precedente en proteger la libre información cuando procedió a la anulación de siete artículos de la Ley sobre Libertad de Expresión y Difusión del Pensamiento que criminalizaban los delitos de difamación e injurias en asuntos de interés público.

El Tribunal Constitucional anuló los artículos 30, 31, 34, 37, 46, 47 y 48 de la Ley 6132 sobre Libertad de Expresión y Difusión del Pensamiento, en vigencia desde 1962, por considerar que violentaban el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos, referente a la libertad de pensamiento y de expresión.

Increíble entonces, que hoy, cuando se habla de pleno derecho a la información pública, un grupo de legisladores esté accionando para coartar el derecho popular a la libre información. Ese proyecto de ley tiene inmediatamente que ser desestimado.

Rechazamos todo intento que ponga en peligro la libertad de prensa, información y el libre juego de las ideas. La intolerancia solo lleva a la fuerza y a medidas dictatoriales. No se justifica que alguien quiera ensombrecer la convivencia del espíritu democrático.

¡Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”!. ¡Ay!, se me acabó la tinta.