Por Francisco Luciano

Francisco Luciano Ciertamente “la vida es un riesgo y nadie sale con vida de ella”, pero resulta inverosímil que la muerte te pique cerca, de manera frívola e inesperada y quite de tu camino a personas comprometidas con las mejores causas, dedicadas a practicar el bien común y sobre todo a las que admiras por su modo de vida sencillo, austero y honesto. 

A Mateo Aquino Febrillet, le conocí en la lucha gremial y política, siempre dispuesto a escuchar, a reflexionar y a tratar de buscarle la vuelta a las situaciones más enojosas.  “Camarada, no se cierre, busquémosle un bajadero a esto” solía decirme cuando se trataba de concertar, situaciones y cosas que la razón  y no el orgullo pueden resolver.

Al Camarada le vi crecer como ser humano, superarse como profesional y perseverar hasta convertirse en el intelectual sólidamente formado que era, hasta que una bala desaprensiva, segó su vida y con ella la esperanza de muchos, de su familia que deberá seguir honrando su memoria y de quienes militamos con él en la trinchera política y en la construcción académica, quienes deberemos asumir su legado de hombre de bien.

Mateo Aquino Febrillet, inicio su carrera laboral como empleado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde se destacó por ser un servidor estrictamente cumplidor y conocedor de sus funciones, afable, respetuoso, estudioso y con hambre de superación.

Su impecable carrera administrativa y académica habla por él. Logró cada peldaño en base  a méritos acumulados y a trabajo realizado, escalando desde un simple empleado a supervisor, luego director en varias dependencias.

Cuando cruzó al campo académico ya era una estrella prometedora y sí que lo era, su buen desempeño y crédito de gerente eficiente, lo condujeron a la Vicerrectoría Administrativa,  a la Secretaria General, a Director de la Reforma Universitaria y a Rector Magnífico de la UASD.

Febrillet, puede considerarse y conforme pase el tiempo se demostrará, un rector de vanguardia que puso todo su empeño para que la universidad avanzara, logrando conducirla a la acreditación internacional e incorporarle importantes cambios que mejoraron  sus procesos administrativos y docentes, en la búsqueda de rescatar la buena imagen de la UASD, cumplió lo mejor que  pudo nuestro compromiso de” Transformarla para Avanzar”.

Mateo Aquino Febrillet, fue árbol que creció frondoso y dio muy buenos frutos y como  todo árbol que da frutos, recibió sus pedradas, pero siempre se mostró tolerante ante las críticas y ante sus críticos, incluso con aquellos que en el afán de desmeritarle les fabricaron calumnias. 

Nunca  olvidaré su solidaridad y desprendimiento, ni  sus afectos y consideraciones, que me llevaron a  considerarlo un hermano con el cual siempre confraternice  depositando en él, confianza y  confidencias.

No sabría que decirle a Rita, a Jessica, a Jonathan, a David  y  a sus dos nietos, que pudieran darle consuelo y no lo sabría,  porque no sé cómo   consolarme a mí mismo, por ahora  solo puedo acompañarles a  lamentar una perdida tan grande, apostando a que sea el tiempo quien nos ayude a cicatrizar esta enorme herida y encontrar la resignación.

Hasta siempre, mi buen amigo, hermano y Camarada, sé que a cualquier lugar que vayas, las orlas de la dignidad irán contigo.

Siempre suyo, donde sea, para lo que sea y como sea,

El Feíto

14 de Marzo, 2015