Por Manuel Hernández Villeta/A Pleno Sol
El diálogo y la concertación deben ser la meta que conlleve a la paz y el entendimiento entre los líderes políticos. Nunca iniciar el camino del entendimiento puede ser visto como una carga para pasar el momento.
En el diálogo se debe tener una carta abierta, para poder llegar a la concertación. A simple vista parece sencillo, pero la mayoría de los problemas de la sociedad dominicana son debido a la ausencia de conversaciones frente a frente.
Uno de los temas más acuciantes es el migratorio. La carga de haitianos indocumentados es difícil de soportar por el gobierno y el pueblo dominicano. Están también las presiones de las grandes potencias.
Lidiar con la crisis de los indocumentados en el territorio nacional es una carga muy pesada para poder ser solucionada en solitario. Se necesita el consenso de todas las fuerzas políticas-partidistas para hacerle frente.
Hay una creciente presión de los Estados Unidos y organismos internacionales para que la República Dominicana permita que continúe la migración ilegal, que acepte campamentos de refugiados en territorio nacional y que tenga una participación activa en el control de la violencia interna de la guerra civil de baja intensidad de Haití.
Con los indocumentados, haitianos o de cualquier país, solo existe el camino de las deportaciones, sin maltratos y respetándole sus derechos humanos. El país tiene problemas económicos, por lo que no se puede echar a los hombros la pasada carga de los ilegales.
El diálogo debe ser ampliado y llevado a tratar sobre el galopante alto costo de la vida. A la par o por encima del problema de los indocumentados está controlar los precios de los alimentos, las medicinas y los servicios.
Ya todos los sectores de la vida nacional están sintiendo el agiotismo y la usura, por lo que es hora de hacer los enfrentamientos y correctivos de rigor, siempre dando protección a todos los consumidores.
La clase media que siempre peca de no dar importancia a lo que sucede a su alrededor, en esta ocasión está siendo sometida a una etapa de proletarización, al no poder cumplir con sus obligaciones, porque las entradas económicas que generan se quedan en las garras de los agiotistas y especuladores.
Guardando cada quien sus resquemores partidistas, es necesaria la unidad para la acción, haciendo frente al problema migratorio y ampliando la cartilla hacia el doloroso alto costa de la vida, y de refilón que no se queda la inseguridad ciudadana.
Hora es de hacer revisiones y buscar el diálogo y la concertación que hacen falta para mantener la paz y avanzar en el desarrollo.