Por Ramón Colombo/FOGARATE
Créanlo: Los que bajábamos a pie por la avenida José Trujillo Valdez hasta Ciudad Nueva, para ahorrarnos los 10 cheles del carro del concho o los 7 de la guagua; los que cantábamos los merengues de loas a Trujillo, que por una imperdonable gracia de Dios gobernaba el país por arriba, por abajo y por los lados; los que, por cierto, celebrábamos el 24 de octubre, “día del Jefe”, como la fiesta más importante del año; los que teníamos como única militancia permisible al Partido Dominicano; los que seguimos viviendo aquí jamás imaginamos que Santo Domingo llegaría a ser, como ya lo es, la capital más grande, poblada y vertical del Caribe y Centroamérica.