Por: Luis D. Santamaría/ Mi observatorio

Definitivamente, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega está, loco, loco con la forma autoritaria en que está gobernando ese país sudamericano en época en que el mundo aspira vivir en democracia.

El incorrecto accionar del mandatario nicaragüense mueve a preocupación, ya que mientras en el mundo se aspira a vivir en democracia este señor se empeña en imponer la fuerza y la represión para mantenerse en el poder.

Los métodos antidemocráticos y represivos con que se está conduciendo el presidente Daniel Ortega al frente del Gobierno nicaragüense no son los más aconsejables ya que se está enemistando alocadamente con todo el mundo y así no debe ser.

El cree equívocamente que con su incorrecta forma de accionar al frente del Gobierno podrá mantenerse por mucho tiempo gobernando sin que el pueblo se decida sacarlo del poder y aplicarle las sanciones que se merece por abusador.

Arribó al poder mediante métodos represivos, enemistándose con todo el mundo inclusive la Iglesia Católica persiguiendo ferozmente su cúpula dirigente, llegando a deportarlos y acusándolos de enemigos de su Gobierno como forma de justificar su incorrecto accionar.

Otro de su incorrecto accionar

Ahora se presenta al mundo con otra de su alocada “sinrazón” con la aprobación de parte de la Asamblea de Nicaragua controlada por él de una reforma constitucional que le otorga más poderes y le permite ampliar un año más el mandato presidencial.

La Ley, que le autoriza a arrogarse más competencias al pasar a ser coordinador último de los Poderes Legislativo y Judicial, será ratificada nuevamente en enero como parte de una segunda legislatura, según ha recogido el diario ‘La Prensa’.

No a las acciones incorrecta de gobernar

La Bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) como un símbolo oficial de Nicaragua, mientras que también formaliza a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, como «copresidenta».

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, rechazó y repudió en la víspera la iniciativa para reformar la Constitución, alegando que Ortega busca incrementar su control absoluto del Estado y perpetuarse en el poder.

Una dictadura institucionalizada

Constituye meramente una aberrante forma de institucionalización de la dictadura matrimonial en el país centroamericano y es una agresión definitiva al Estado de derecho democrático», indicó en un comunicado remitido por su oficina.

Nicaragua está llamada de nuevo a las urnas en noviembre de 2026. El Gobierno de Ortega ha impulsado una violenta campaña de persecución de la oposición, privando de nacionalidad a los disidentes. Además, ha expulsado del país a embajadores y ha clausurado miles de ONG nacionales e internacionales, así como medios de comunicación y organizaciones religiosas.

El autor es periodista, Reside en Monte Plata