Por Rafael Peralta Romero/Voces y ecos
La Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley que cambiaría el nombre del hospital de Dajabón, llamado Ramón Matías Mella, para designarlo José Manuel Rodríguez. Un argumento esgrimido es que el doctor Rodríguez ha sido uno de los médicos pilares de la Línea Noroeste y del país, con una trayectoria intachable e incuestionable ante la sociedad.
Todos los argumentos pueden ser ciertos, pero aun así no impide que nos preguntemos: ¿Qué les pasó a los diputados en el momento de esa sesión? ¿Olvidaron quién es Ramón Mella? Como en la canción de Silvio Rodríguez, quizá pasó por allí una “una luz cegadora” que borró la memoria de los honorables legisladores.
Los dajaboneros no están contentos con la desatinada acción. Aristóteles Ponserrate y Alfonso Torres Ulloa, escritores, han enviado cartas a instituciones y personalidades clamando para que el proyecto no se convierta en ley. Le han expuesto la situación al Instituto Duartiano, Comisión de Efemérides Patrias y al presidente del Senado, Ricardo de los Santos.
Precisaron los siguientes puntos: 1.- No se trata de un nuevo hospital, es una nueva instalación física, porque la actual, que data de 1945, colapsó, además de que resultaba muy pequeña para la población de hoy. 2.- El hospital nace en 1945 con el nombre de Ramón Matías Mella, el mismo es inherente al Hospital Municipal de Dajabón y no al edificio que lo alberga.
3.- No es posible ni conveniente quitar el nombre de un Padre de la Patria que lleve una plaza o edificio público para ponerle el de un ciudadano común y corriente, por más méritos que haya acumulado; el nombre de un Padre de la Patria no se toca. 4.- Se precisa fortalecer ese espíritu patriótico, no disminuirlo. Menos en la frontera, en un momento de crisis de valores y de identidad…
7.- Sería un desatino histórico mayúsculo aprobar dicha pieza legislativa; si se le ocurriera argumentar que Ramón Matías Mella no era médico, tampoco lo fue José María Cabral y Báez ni Rosa Duarte ni el profesor Juan Bosch y tres centros hospitalarios se honran en llevar sus nombres en Santiago, Elías Piña y La Vega, respectivamente.
Los argumentos de los dajaboneros pensantes pesan lo suficiente. Los senadores tienen la oportunidad de resarcir la afrenta al patricio Mella. El proyecto en cuestión debe ser engavetado y de someterse a discusión rechazado, por la tranquilidad dajabonera y la reputación del Congreso Nacional. Un atropello a Mella lo es a Duarte o la patria misma.
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