Por Genris García

SANTO DOMINGO ESTE.- Tres disparos que pegaron en Mendoza en el cuerpo de un joven policía rompieron la calma que habían mantenido las salas de Emergencias del Hospital Dr. Darío Contreras este jueves santo.

Durante casi todo el día, las reforzadas salas de urgencias se mantuvieron atendiendo algunos casos casi de rutina, aunque horas antes se había iniciado el Operativo Semana Santa 2019.

Así lo destacaba el doctor Luis Cabrera, director de Emergencia del centro asistencial al caer la tarde.

Dijo que el hospital se manejó con el mismo comportamiento de todas las Semanas Santas desde que él llegó al Darío Contreras.

Pocos pacientes, escasos ingresos y las camillas de emergencias vacías en su mayoría.

Consideró que el hecho de que la Semana Mayor no coincidiera con la fecha de pago contribuía a la baja de pacientes, también los esfuerzos de las autoridades en las labores de prevención de accidentes.

Igualmente a que el jueves santo es que muchos comienzan a salir de la ciudad y todavía no hay mucha ingesta de alcohol entre los vacacionistas y que muchos han hecho ciencias y escuchados los llamados a la prudencia.

Entrada la noche, se habían reportado algunos accidentes de tránsito, especialmente de motocicletas, escasas riñas y pocas caídas en piscinas y hogareñas.

Sin embargo, pasadas las 9:00 de la noche una patrulla policial entró a toda velocidad con un joven baleado tirado en la parte trasera.

Era acompañado por un policía uniformado y una joven que lloraba constantemente y le susurraba algo al herido para que no se le fuera.

Frenaron de golpe y de inmediato se escuchó pedir una camilla.

El policía que acompañaba al herido no espero a los camilleros, cargó al joven herido y lo subió a la camilla.

Los integrantes de la patrulla habían roto los protocolos puestos en vigencia a partir de la entrada en operaciones del Sistemas de Emergencias 911.

Uno de los agentes dijo que el 911 lo llamó reportándole un hombre herido en la calle 24 de abril de Mendoza, como llegaron primero y se percataron que se trataba de un policía, se lo llevaron lo más rápido posible.

Aunque lo mejor del personal de emergencia se concentró en el joven herido en la sala de “Reanimación”, no había mucha esperanza de vida.

Se trataba del joven policía Michael Caminero Pérez, de unos 23 años de edad quien fue baleado tres veces por desconocidos que se desplazaban en una motocicleta en Mendoza.

Minutos después fue declarado muerto, mientras en los pasillos sus amigas y familiares lloraban desconsoladamente.

Luego llegaron los sabuesos de la Dirección Central de Investigaciones Criminales (Dicrim), quienes asumieron el caso, mientras los uniformados informaban a sus superiores lo ocurrido.

“Tenemos el clave (pistola) y no se llevaron la motocicleta del policía. No tenemos sus documentos”, informaba vía telefónica un capitán de la Policía Preventiva a sus superiores.

Los gritos inconsolables, las interrogantes, el ir y venir de policías rompieron la calma de un jueves que dejó de ser santo para la familia del joven policía que caía a manos de desconocidos, sin saber, hasta el momento por qué.

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