Por Milton Olivo
La historia de la isla de Quisqueya está marcada por tensiones territoriales, luchas por la soberanía y una relación compleja entre los dos países que la comparten: la República Dominicana y Haití. A lo largo de los siglos, las fronteras que dividen a la isla han sido motivo de disputa, y el Tratado de Basilea de 1795, que cedió la parte occidental de la isla a Francia, marcó una de las grandes pérdidas para el territorio dominicano. Hoy, más de dos siglos después, surge una pregunta fundamental para garantizar la prosperidad y la estabilidad de la República Dominicana: ¿debe tomar control de la totalidad de la isla, incluyendo el territorio haitiano, para alcanzar su potencial como potencia regional? Sería unificar el territorio para garantizar la división de su población.
La Mutilación del Territorio: Un Hecho Histórico y Actual
Desde la firma del Tratado de Basilea, la República Dominicana ha sufrido una mutilación territorial que, en muchos sentidos, ha marcado las pautas del desarrollo desigual entre los dos países. Si bien la situación política y económica de Haití es compleja y sus crisis recurrentes han generado olas migratorias hacia la República Dominicana, la isla sigue dividida, lo que presenta no solo desafíos, sino también oportunidades de reconciliación, restauración y prosperidad.
El caos que afecta a Haití, exacerbado por desastres naturales, inestabilidad política, violencia y pobreza extrema, ha creado un panorama donde las fronteras se difuminan y las políticas nacionales se ven afectadas por el flujo de haitianos hacia Republica Dominicana. Sin embargo, la cuestión no es solo humanitaria. Es, ante todo, un asunto de seguridad y estabilidad nacional para la República Dominicana.
El Riesgo del Caos Haitiano: Una Amenaza para la Estabilidad Dominicana
La situación haitiana no es solo un problema interno para Haití, sino que se ha convertido en un riesgo latente para la República Dominicana. Como vecino inmediato, si Haití continúa en su espiral de caos, violencia y colapso institucional, los efectos de esa inestabilidad, a través de la migración masiva y el narcotráfico, se desplazarán inevitablemente hacia territorio dominicano. La pregunta que debemos hacernos es: ¿es viable y prudente permitir que ese caos siga existiendo al lado de nuestras fronteras sin tomar medidas decisivas?
El argumento a favor de la reunificación territorial, no poblacional, bajo una administración dominicana, radica en la necesidad de controlar la totalidad de la isla para evitar que Haití siga siendo una fuente constante de desorden que afecte a la República Dominicana. De hecho, si comparamos esta situación con el viejo refrán que dice «si el vecino tiene la tendencia de incendiar su casa, corremos el riesgo de que nos incendie la de nosotros», la conclusión parece clara: debemos tomar medidas para prevenir que la inestabilidad haitiana nos afecte.
El Control Territorial: Una Solución Necesaria para la Prosperidad Nacional
El control total del territorio de la isla por parte de la República Dominicana podría permitir, entre otras cosas, un desarrollo más equitativo y organizado de los recursos naturales, incluyendo los minerales que existen en la parte occidental. Haití, a pesar de su empobrecimiento, cuenta con una gran riqueza de recursos naturales que, en manos de un gobierno estable como el de la República Dominicana, podría convertirse en una fuente de ingresos y prosperidad para toda la isla.
En lugar de seguir con un sistema que permita la perpetuación de la pobreza, la inestabilidad y el desorden, el control completo de la isla permitiría un desarrollo integral de ambas naciones, bajo una sola administración. La redistribución de la tierra y la reubicación de los haitianos en su propio territorio dentro de la isla, podría no solo ofrecerles una oportunidad para prosperar bajo un sistema de gobierno más organizado y democrático, sino que también reduciría la presión migratoria y sobre los recursos dominicanos.
La Historia de la Conquista: Un Modelo de Expansión Territorial
La historia nos enseña que los grandes imperios y naciones siempre han buscado expandir sus territorios para enriquecer a su gente y asegurar su poder. Desde los romanos hasta los grandes conquistadores europeos, la expansión territorial ha sido una estrategia común para garantizar la seguridad y la prosperidad. Si bien el contexto ha cambiado, la necesidad de asegurar recursos, estabilidad y control no ha desaparecido. La República Dominicana debe aprender de los grandes imperios y tomar el control de la isla como un paso necesario para garantizar su futuro.
Los avances tecnológicos y el fortalecimiento de las capacidades militares y diplomáticas de la República Dominicana ofrecen hoy una oportunidad única para restaurar la integridad territorial de la isla. Con una estrategia integral que contemple la diplomacia, la cooperación internacional y la seguridad interna, el país podría avanzar hacia la reunificación de Quisqueya con una clara determinación de establecer un orden en toda la isla.
El Costo y el Beneficio: Un Cálculo Estratégico
Un proyecto de esta magnitud no está exento de desafíos, tanto internos como internacionales. El costo de una operación para tomar control del territorio haitiano sería considerable, y no solo en términos militares, sino también en términos diplomáticos. Sin embargo, los beneficios de esta decisión superan los riesgos.
La República Dominicana cuenta con recursos naturales importantes en la parte haitiana de la isla, como minerales valiosos, tierras fértiles y zonas costeras que podrían transformar la economía dominicana. Además, el control de la isla permitiría una mejor gestión de los flujos migratorios, evitando que la población haitiana continúe cruzando hacia el territorio dominicano de manera irregular y descontrolada.
Un Futuro Unificado para Quisqueya
La República Dominicana tiene ante sí una oportunidad única para convertirse en una potencia regional en el Caribe. Para lograrlo, es esencial recuperar el control total de la isla. El caos haitiano, si no se gestiona adecuadamente, podría seguir siendo un lastre para el desarrollo de la República Dominicana, mientras que tomar la decisión de reunificar el territorio de la isla por parte de República Dominicana, podría garantizar la estabilidad, la seguridad y la prosperidad que el país necesita. Y facilitaría controlar su población allá, y organizar la debida repatriación de sus nacionales que viven en nuestro territorio, mejorando las condiciones para que puedan vivir allá.
No podemos seguir esperando resultados diferentes haciendo lo mismo. La situación actual exige medidas decisivas, y la reunificación de la isla bajo el liderazgo de la República Dominicana es una opción que debe ser considerada. Un futuro de Quisqueya como una nación unificada, fuerte y próspera está al alcance, y depende de nuestra capacidad para tomar el control y avanzar hacia un destino común para ambos pueblos.
El autor es escritor nacionalista y activista por una Quisqueya potencia.