Por Valentín Ciriaco Vargas*

La política en República Dominicana trasciende los límites de lo que convoca la Fuerza del Pueblo (FP). Nuestra organización debe orientar su quehacer político hacia la consecución de un cambio paradigmático en el ejercicio político nacional, generando espacios de participación democrática donde converjan todos los sectores sociales: jóvenes, mujeres, obreros y demás representantes de la sociedad. Debemos anclarnos en el presente mientras visualizamos un porvenir prometedor, conscientes de que, como expresó Federico García Lorca: «Nada turba los siglos pasados. No podemos arrancar un suspiro de lo viejo.».

La Fuerza del Pueblo ha optado por evocar una tradición política que retorna al pensamiento progresista y democrático, reflejado en la lucha histórica del pueblo dominicano por la libertad, la independencia, la autodeterminación y su soberanía.

Nuestro propósito fundamental no se limita a la innovación —que representa una necesidad imperante—, sino que busca la transformación de la actividad política nacional mediante la creación de espacios participativos donde la ciudadanía se sienta verdaderamente representada. Para lograrlo, es imperativo establecer estructuras dinámicas y atractivas, fundamentadas en un nuevo estilo de dirección que eleve el discurso político a otra dimensión. De lo contrario, el movimiento quedará «sin sombra y sin sueños, como un solitario que avanza sin camino y sin espejo».

La FP debe trascender la mera autodefinición como organización democrática, abierta, participativa, progresista y de carácter popular; debe ocupar efectivamente el espacio que el momento político nacional e internacional demanda. En otras palabras, más allá de la apariencia, debe encarnar estos valores en su práctica cotidiana. La política y la democracia deben constituir un territorio de libertad, no de imposición.

Nuestros principales retos y desafíos radican en responder a interrogantes fundamentales: ¿Cuál es la realidad actual? ¿Qué reclama la sociedad contemporánea? ¿Cuáles son las aspiraciones del pueblo dominicano? Las sociedades, como los niños, demandan soluciones inmediatas a sus problemas básicos. El pueblo, en su naturaleza, es un eterno sublevado en búsqueda de la plenitud, enfrentando adversidades. Debemos ofrecer respuestas diferenciadas a las diversas problemáticas que afectan a cada sector social.

La sociedad dominicana atraviesa una fragmentación que requiere reconstrucción, y esta debe ser la misión fundamental de la Fuerza del Pueblo: recomponer el tejido social, recuperar la realidad tantas veces fragmentada, hasta rescatarla de esa «ruina fértil» donde los sueños de la mayoría parecen perdidos. Siguiendo a García Lorca: «El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta.».

En este contexto surge la Fuerza del Pueblo en el escenario político dominicano. Nuestro desafío consiste en perseguir incansablemente los objetivos trazados para conquistar el corazón del pueblo, estableciendo una conexión profunda con sus aspiraciones. Como la poesía, la política no solo requiere adeptos; necesita amantes apasionados por el cambio.

Confío en que quienes hemos decidido constituir esta nueva organización política, con gallardía y determinación, seremos capaces de alcanzar grandes alturas en el firmamento político de la República Dominicana.

Actualizado: enero 2025

©Valentín Ciriaco Vargas

*FP-Dirección Central