Por Milton Olivo
Veo la población global occidental, como rehenes del capital global escudado tras las multinacionales y con control político de las grandes potencias. Y socios de las oligarquías del tercer mundo. Cuyo mantras, por desgracia, es la propiedad privada, y su concentración, no la felicidad de las personas.

El neoliberalismo, la concentración de la riqueza, y la insaciable búsqueda de más poder, han destrozado el aporte humanista de las religiones, y sus razón divina de ser, que es la evolución de la humanidad, el bienestar de los pueblos y la felicidad de las personas.

Esa conducta, enfocada en incrementar riqueza, y de indiferencia total ante la miseria y el sufrimiento de las mayorías, es el Satán de estos tiempos, y esa es la profunda razón del cerco creciente a Rusia, de la Guerra en Ucrania y el riesgo de la destrucción mutua asegurada.

El mundo requiere ser reingenierizado. Donde el norte no sea la concentración de riqueza, todo lo contrario, que sea la felicidad de las personas, la búsqueda de Dios y el bienestar de las familias. Para construir un mundo de paz, bienestar y felicidad. De lo contrario, la violencia crecerá y tendremos sociedades violentas y peligrosas.

En República Dominicana sufrimos una concentración de riqueza atroz por parte de una oligarquía insaciable, que para su beneficio incentivan y no objetan la invasión desde Haití. Mientras los nuestros tienen que emigrar buscando oportunidades. Veo el por-venir, de seguir las cosas este desgraciado sendero, grupos organizados nacionalistas cazando los responsables de tantos males e injusticias. Sumándose las instituciones armadas, cuyos miembros son víctimas.

Es urgente reingenierizar nuestro sistema. Redistribuir tierra -como las del CEA- para integrar más familias al proceso económico. Construir agroindustrias municipales y luego convertir su valor en acciones y venderlas. Sustituir importaciones por producción nacional. Para crear empleos y bienestar. Por la paz, pues de lo contrario y el futuro es de violencia. Y no podrán seguir contando con las FFAA como sicarios a sueldos, pues ellos también son víctimas y están informados.

Las elites han sustituido a Dios por la acumulación de capital. La compasión, por el incremento de sus fortunas. La solidaridad, por el egoísmo. La sensibilidad social, por la sensualidad y consumismo. Han dado totalmente la espalda a Dios y el debido compromiso con sus pueblos. Y eso es pecado.

El autor es escritor y activista por una Quisqueya potencia.