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Inconformidad, preocupación y miedo. Así es como viven mercenarios extranjeros de varios países latinoamericanos presuntamente contratados por Ucrania para combatir en sus filas.

De acuerdo con una serie de audios obtenidos por RT, algunos de ellos se encuentran heridos y, mientras se esconden, esperan no ser capturados o asesinados y otros parecen estar dispuestos a no acatar órdenes.

En una de las conversaciones, registradas este mes, uno de esos soldados a sueldo se queja por la falta de apoyo mientras su interlocutor le advierte a él y a su equipo que no pueden romper sus contratos. «Ustedes firmaron contrato por seis meses y se les da una orden. Si no quieren ir hoy, van a tener problemas penales», señala esa persona, haciendo hincapié en que en las fuerzas aliadas hay «hermanos que necesitan ayuda».

En una grabación distinta, uno de esos presuntos mercenarios parece enfadado por una situación similar con algunos de sus colegas. «No podemos más. Que manden a un grupo y los saquen ya, porque gente es lo que hay. Ese es el puto problema. Si la gente no quiere entrar a esta puta mierda, ¿entonces para qué firma un puto contrato?», se le oye decir.

Al juzgar por los audios, existe desazón y desagrado por algunas disposiciones de mandos superiores. Así, en otro diálogo, un mercenario parece discutir por una orden de atravesar un campo minado que, según él, contradice las instrucciones de uno de sus comandantes. «La ruta que se ha trazado, sí se trazó teniendo en cuenta eso [el campo minado]. Ustedes, ¿qué ruta van a tomar? Las dos rutas que se le enviaron no están minadas. Para eso es que se las enviamos», le responden.

Por otro lado, hay combatientes preocupados por su seguridad que confiesan encontrarse en difíciles condiciones en medio de las operaciones militares. «Estaban asaltando esa casa. No sabemos cómo estamos vivos», comenta uno de ellos, y otro responde: «Si Dios quiere y nos permite, salimos de esta. Ahí vemos qué hacemos». «Cuídese, estoy bien. Estoy acá, donde la última vez nos escondimos. Y, apenas amanezca, arranco, pero el problema es que no puedo salir de aquí. Estoy mal, estoy mal», se escucha en otro fragmento.

En imágenes recientes, que corresponden a una cámara corporal de uno de esos batallones extranjeros, se observa una operación de escape de varios de ellos, desde una de sus posiciones de combate, luego de prestar primeros auxilios a un soldado herido en dos de sus extremidades. «Le doy gracias a mi Dios. La granada que me cayó me hubiera vuelto mierda, pero solo me jodió [hirió] el brazo y la pierna», dice el uniformado atacado.

RT tuvo la oportunidad de conversar en septiembre con dos colombianos acusados en Rusia de ser mercenarios contratados por Kiev para combatir de su lado. Durante la entrevista, aseguraron que les pagaban unos 3.000 dólares por mes y que fue esto lo que les motivó ir al frente.

Entre otras cosas, Medina Aranda, uno de los mercenarios entrevistados, confesó que otra razón, por la que decidió alistarse en las filas del Ejército ucraniano, fue la información divulgada por los medios occidentales sobre el transcurso del conflicto. Al llegar al terreno, se dio cuenta de que había sido víctima de la propaganda. Ambos individuos, que permanecen en una prisión de Moscú, llamaron a sus compatriotas a no arruinar sus vidas en busca de dinero. Los dos enfrentan cargos que les podrían acarrear unos 15 años de cárcel.