Por Cesar de la Cruz
Fotos: Genris García

PADRE LAS CASAS, AZUA, RD.– En una mañana llena de entusiasmo, emociones y después de recorrer por más de dos horas entre ríos, montañas y paisajes espectaculares, la reconocida poeta, escritora y psicóloga dominicana residente en Estados Unidos, Marianela Medrano, llegó a la escuela rural de El Gramazo, enclavada en la cordillera Central, para compartir con los niños del centro docente, en un encuentro lleno de creatividad, palabras sanadoras y mucha imaginación.

La poeta izó la bandera dominicana frente al plantel educativo, impartió un taller a los niños con poesías y juegos, entregó útiles deportivos y libros de autores dominicanos y extranjeros para una biblioteca que se instala en la montaña.

Marianela Medrano puso en manos de los niños Prietica, un libro para niños, niñas, jóvenes y adolescentes que cuenta la historia de los taínos. Además de esa novela, ha publicado los poemarios Diosas de la yuca y Curada de espantos.

Conocedora de la importancia de la literatura infantil y la psicología educativa, diseñó actividades lúdicas y participativas para que los niños exploraran el poder de las palabras.

Como parte de la dinámica del taller, los niños escribieron y dibujaron en papeles de colores, palabras que les gustaban o les hacían sentir felices, como si fuera un jardín de las palabras. Luego las pegaron en un mural colectivo que se convirtió en un «jardín literario», mostrando cómo el lenguaje puede ser algo vivo y hermoso.

Como en un cuento con poesía integradora, Marianela Medrano leyó fragmentos de sus obras y algunos cuentos infantiles, invitando a los pequeños a inventar finales diferentes. Los niños, con risas y asombro, aportaron sus propias ideas, demostrando que todos pueden ser creadores de historias.

Usando un enfoque de terapia narrativa para niños, la escritora acudió al baúl de los recuerdos y pidió a los participantes que compartieran un recuerdo feliz real o imaginario. Algunos hablaron de paseos al río, otros de abrazos de sus abuelos, y hasta hubo quien inventó un viaje a la luna. La actividad reforzó la autoexpresión y la confianza.

A través de movimientos y gestos, como un poema corporal, los niños representaron emociones (alegría, miedo, sorpresa) y que luego las convirtieron en versos sencillos, demostrando que la poesía también se puede sentir con el cuerpo.

Para muchos niños de El Gramazo, este fue su primer encuentro con una escritora, lo que despertó en ellos curiosidad por la lectura y la escritura.

Marianela les habló del amor a los libros y les dejó un mensaje clave: «Sus palabras son importantes. Lo que sienten y sueñan puede convertirse en cuentos, poemas o canciones, y eso los hace poderosos.»

Al final, los estudiantes le regalaron dibujos inspirados en el taller, y ella les prometió que sus voces quedarían guardadas en su corazón, y tal vez en un futuro libro.

Acompañaron a la escritora en su visita al Gramazo los periodistas Vianco Martínez, el principal promotor de las actividades en la cordillera Central, Genris García, director del periódico Vigilanteinformativo.com, y quien suscribe, presidente de la Asociación de Fotoperiodistas de República Dominicana.

Como reflexión, esta visita no solo fue una celebración de la literatura infantil, sino también una forma de sanación a través del juego y la palabra. En comunidades como El Gramazo, donde el acceso a actividades culturales es limitado, experiencias como esta siembran semillas de creatividad, autoestima y amor por la lectura.