SANTO DOMINGO, RD.- El cura párroco de la Iglesia La Paz resaltó los aportes de los periodistas a la sociedad y los exhorto a ejercer su profesión apegados a la verdad, sin manipulación ni media tintas.

Al celebrar una misa en acción de gracias por el Día Nacional del Periodista, este sábado 5 de abril, el sacerdote Genelio García definió el periodismo, más que una profesión, como una vocación de servicio que tiene como misión servirle a la humanidad con ética.

Dijo que los periodistas vigilan, alertan, denuncian y consuelan, mantenimiento un compromiso con el bien común.

“El periodismo no es solo una profesión, sino una vocación de servicio. Es una misión en la que se entrelazan la ética, la valentía, la empatía y el compromiso con el bien común”, puntualizó el sacerdote García.

García pronunció la homilía en la misa a instancia del Colegio Dominicano del Periodista (CDP) en la celebración de sus actividades.

Sus palabras desde el púlpito concluyeron con una exhortación “a los periodistas que están aquí presentes —y a quienes representáis— os animo a que nunca dejéis que la prisa, la presión o los intereses os desvíen de la ética y de la compasión. Que vuestras palabras no solo informen, sino que formen. Que no solo conmuevan, sino que promuevan la justicia y la paz. Y que no solo reflejen el mundo tal como es, sino que también inspiren lo que podría llegar a ser.

A continuación, las palabras del cura:

Queridos hermanos y hermanas en Cristo.

Hoy nos reunimos en esta Eucaristía presentarle al Señor a todos los periodistas: de manera especial aquellos que día a día, con dedicación y a menudo con gran sacrificio, buscan la verdad y la comunican al mundo.

En San Juan 8, 31-32— Jesús nos dice: “Si permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.»

Estas palabras resuenan con fuerza cuando pensamos en el trabajo del periodista. Porque el periodista, al igual que el discípulo de Cristo, está llamado a buscar la verdad. No una verdad manipulada, no una verdad a media tinta , sino esa verdad que ilumina, que libera, que construye una sociedad más justa y humana.

El periodismo no es solo una profesión, sino una vocación de servicio. Es una misión en la que se entrelazan la ética, la valentía, la empatía y el compromiso con el bien común. En un mundo herido por la mentira, la desinformación y la manipulación, los periodistas son como centinelas de la noche: vigilan, alertan, denuncian y también consuelan. A veces, con solo una crónica, un reportaje o una imagen, pueden despertar conciencias dormidas y devolver la dignidad a quienes la han perdido.

Recordemos las palabras del profeta Isaías (52, 7):“¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia la salvación!”.

El periodista, cuando actúa con integridad, es ese mensajero que anuncia la verdad, que construye puentes, que da voz a los sin voz. Pero recuerde lo que decía un gran teólogo no se trata de ser la voz de lo que no tienen voz, se trata de luchar porque el que no tenga voz que también la tenga.

No podemos olvidar hoy a los periodistas que han sido perseguidos, censurados, amenazados o incluso asesinados por ejercer su labor con valentía. Ellos nos recuerdan que la verdad tiene un precio, pero que su valor es incalculable. La Iglesia los acompaña, los honra y ora por ellos.

El profeta Jeremías comparte su experiencia de ser llevado “como un manso cordero al matadero”, sin conocer las maquinaciones en su contra. Esta imagen resuena con la realidad de muchos periodistas que, al revelar verdades incómodas, enfrentan persecución y amenazas. Jeremías confía su causa al Señor, reconociendo que Dios es el justo juez que sondea lo más íntimo del corazón. De igual manera, los periodistas están llamados a confiar en la justicia divina mientras cumplen con su deber de informar con integridad y valentía.

El salmista clama: “Señor, Dios mío, a ti me acojo”. Esta súplica refleja la necesidad de protección y guía divina en medio de adversidades. Los periodistas, al enfrentarse a desafíos éticos y presiones externas, pueden encontrar en esta oración un refugio y una fuente de fortaleza para mantenerse firmes en su compromiso con la verdad.

El Evangelio nos presenta una escena de división y debate en torno a la identidad de Jesús. Algunos lo reconocen como el profeta o el Mesías, mientras que otros cuestionan su procedencia. Esta diversidad de opiniones y la confusión resultante reflejan la complejidad de discernir la verdad en medio de múltiples voces y perspectivas. Los periodistas desempeñan un papel crucial al esclarecer los hechos y proporcionar información precisa, ayudando a la sociedad a navegar por la maraña de datos y opiniones.

La labor periodística es esencial para el funcionamiento de una sociedad libre y justa. Al igual que Jeremías, los periodistas pueden enfrentar incomprensión y oposición. Sin embargo, su compromiso con la verdad contribuye a iluminar las sombras de la desinformación y a promover el bien común.

Es fundamental que quienes ejercen esta profesión lo hagan con una profunda ética, conscientes del impacto de sus palabras y reportajes. La búsqueda de la verdad debe ir acompañada de responsabilidad, respeto y empatía hacia aquellos sobre quienes informan.

A los periodistas que están aquí presentes —y a quienes representáis— os animo a que nunca dejéis que la prisa, la presión o los intereses os desvíen de la ética y de la compasión. Que vuestras palabras no solo informen, sino que formen. Que no solo conmuevan, sino que promuevan la justicia y la paz. Y que no solo reflejen el mundo tal como es, sino que también inspiren lo que podría llegar a ser.